La vida espiritual se alimenta a través de las clases de catequesis, en las convivencias y retiros espirituales, en la oración de la mañana, en la presencia permanente del Santísimo en el Oratorio, en la Eucaristía, en la preparación sacramental para la Comunión, en la asistencia sacerdotal y en las actividades de servicio y acción pastoral.
Las vocaciones sacerdotales y la presencia de tantos alumnos y ex alumnos en la vida de la Iglesia diocesana, confirman la fortaleza del colegio en esta dimensión espiritual. Evidentemente la formación religiosa no es algo añadido accidentalmente a la vida humana sino su coronamiento, que penetrando toda la vida del hombre da un sentido último a todo lo que es y hace. En este sentido nos enseña la Iglesia que “la escuela católica asume como misión específica la formación integral de la personalidad cristiana”. (Esc. Cat. 45).